La pequeña ruta que os comento hoy es a orillas del río Tambre, casi en su desembocadura en la ría de Noia. Deberemos dirigirnos hacia la Central Hidroeléctrica donde dejaremos el coche y empezaremos a explorar.
Lo primero que nos llama la atención es el edificio de la central hidroeléctrica, aunque cuando fuimos se encontraba cerrado y un poco abandonado, quizá porque era invierno.
Tanto este edificio como otros mas pequeños anexos que serían la Casa del Jefe, la de los maestros y una pequeña escuela para los hijos de los trabajadores, datan del año 1924 y son obra del arquitecto Antonio Palacios, al que se le encargaría el proyecto para reconvertir un viejo secadero de pescado de monjes en lo que conocemos hoy en día como la Central del Tambre y las casitas rurales rehabilitadas recientemente para convertirse en el Hotel Pesquería del Tambre.
Una amplia área recreativa con mesas y bancos en piedra a orillas del río nos invitarán a descansar de la paz que se respira en el entorno. Siguiendo camino río arriba veremos algunas muestras de la maquinaria que utilizó la central en tiempos pasados y que ha sido reemplazada.
Siguiendo por el paseo de las palmeras hacia el final nos encontraremos con un puente colgante bastante singular y atractivo y es ahí donde empieza el sendero que a medida que avanzamos más nos sorprenderá. Algunos tramos de las pasarelas de madera están en mal estado aunque no es de extrañar, ya que el agua cae por una pared de piedra vertical a lo largo del camino que en épocas de lluvias tiene que ser impresionante.
En este tramo el río discurre por un cañón granítico de unos doscientos metros de altura, dando al lugar una belleza singular. Varias antiguas pesqueras de lamprea se pueden entrever en el curso del río.
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